Mi Primer Reloj

Cuando era un inocente niño de 6 años recuerdo que miraba a las personas grandes y veía que ellas llevaban un reloj en su muñeca. Era algo fascinante para mí ya que atribuía a este objeto la figura de una persona grande, seria y responsable, además de que, obviamente, sabia cuanto faltaba para el programa de los dibujitos.

Quizá sea por eso que siempre quise tener un reloj. Y vaya emoción cuando un amigo mio unos 6 años mas grande, Sebastián, me mostró un reloj Casio que le habian regalado. Era Water Resist, inmune al agua. Yo quería uno. Solo me faltaba aprender la hora.

A la edad de 10 años mi meta era comprarme un reloj. Recuerdo que pasaba por la misma relojería de la vuelta de casa y miraba los relojes de la vidriera. Allí estaban todos, grandes, chicos, con calculadora y con formas de Mickey y esas cosas. Yo entraba y preguntaba por los precios. El Casio estaba carisimo: $23 (dólares en esa época), imposible para mi presupuesto. Pero había uno del que me enamorarmé, era digital, tenía luz, 7 musiquitas de alarma, cronómetro, cuenta regresiva y bla bla bla.

– Es water resist? – pregunté.

– Si, acá dice que si – dijo el relojero señalando una inscripcion al borde del reloj.

– ¿Cuanto sale? – de nuevo yo.

– $7,90 nene

Bueno, mucho, pero no imposible para una voluntad tan firme como la mia.

Siempre fui bueno para ahorrar y más cuando quiero algo. Desde ese día guardé todas las monedas que mis papás me dieron para el recreo y también volvía del colegio con la cabeza fija en la vereda para ver si a algún desprevenido no se le habría caído algun centavo. En una época la gente dejaba caer hasta 25 centavos, ¡toda una fortuna para mi!

Al cabo de tres semanas saqué todas las moneditas de mi caja multiuso: $8, 25. Siempre es bueno no ir con lo justo. Fui con mi mamá a comprarlo. Llegué a casa emocionado y pude ver la envidia en el rostro de mis hermanos. Les mostré todas las funcionalidades, luces, sonidos, etc… Estaba chocho con el reloj nuevo. Volvía de la escuela y calculaba cuanto tardaban los semaforos en cambiar, cuanto tardaba en caminar cada cuadra. Ponía la alarma para almorzar, merendar, cenar, mirar la tele y también solo para ponerla y escuchar los sonidos. Cualquier excusa era buena para usar mi reloj nuevo.

Luego de tres días no pude permitirme aguantar la curiosidad. Puse mi muñeca con el reloj bajo la canilla del baño y abrí el agua. Poco a poco el H2o fue ingresando al reloj. De un momento a otro se apagó para nunca mas volver a encenderse. Asi terminó, triste y rápidamente la historia con mi primer reloj. Nunca creas en los water resist que están escritos en tu reloj a no ser que este cueste mas de $ 30 …

Pasó mucho tiempo hasta que me compré otro.

Pero esa ya es otra historia.