Lee poco y serás como muchos, lee mucho y serás como pocos
A diferencia de mi hermano mayor, yo siempre fui un lector ocasional. Algún que otro verano me dejé atrapar por algún libro que devoraba en pocos días. Pero nunca logré que ese arrebato se transformara en costumbre y me hiciera un mejor lector. Él, mientras tanto, siempre tenía un libro en la mano.
Hasta hace pocos años me ubicaba en el promedio de 2 libros por año. Quizá un poco menos.
Podría mencionar varios motivos de mi desencuentro con la lectura: la universidad, el trabajo, el hijo, etc. Pero la mejor de todas mis excusas es que yo leía mucho por internet. Esto es, artículos periodísticos, blogs, Twitter…
Pero hace tres años comencé un proceso interesante que me llevó a reencontrarme con el placer de la lectura.
En los próximos párrafos te quiero contar las razones por las que me volví un mejor lector.
El click
Para todos los grandes eventos de la vida es bueno encontrar un punto de inflexión. Un momento “bisagra”.
Puedo identificar el momentum en el que me decidí que iba a leer con más frecuencia perfectamente. Fue cuando escuché a un invitado del podcast “The Success Academy” de Victor Martín contar los motivos por los que él había dejado de leer blogs y ahora solo leía libros.
Básicamente comentaba que había dejado de leer blogs porque solo refritaban los contenidos de grandes libros. Por lo tanto, el prefería leer la fuente que utilizaban estos bloggers en vez de leer la interpretación o paráfrasis que estos hacían.
¡Tiene razón! – me dije en ese instante.
Por qué un libro es tan importante
Escribir un libro no es algo que se ponga a hacer cualquiera.
Un libro requiere esfuerzo, dedicación, investigación y análisis. Son horas de trabajo, días, meses.
No solo eso. Una vez finalizado el manuscrito, el libro pasa a revisiones gramaticales y de estilo. Luego, debe superar diversos procesos de una editorial. Finalmente se imprime y llega a las librerías. En ese momento, muchas personas debieron coincidir en que esa obra merecía publicarse y ser leída.
Aún así, no todos los libros que se publican son buenos. De ese pequeño grupo de autores que llegan a ser publicados, algunos logran transmitir un mensaje realmente valioso que supera a la media. Sus libros se venden por miles. Se traducen a diversos idiomas. Lideran rankings.
Lo grandioso de algunos libros es que los conceptos que tratan siguen siendo tan actuales como el momento en el que se escribieron. Y ahí es donde rompen la barrera del tiempo.
Es por eso que cuando varias de las personas que admirás recomiendan un libro es para prestar atención y darle la mejor de las oportunidades.
Por todos estos motivos es que decidí abandonar mi lector de feed y reemplazarlo por un kindle.
Como fueron estos tres años
No me convertí en un fanático lector. No llevo un libro abajo del brazo todo el tiempo. Pero mirando mi registro de lecturas veo como progresé.
Leer me hace mucho bien. Trae nuevas ideas a mi mente. Me ayuda a cambiar de perspectiva. A ver las cosas de otra manera.
En 2015, cuando comencé este proceso, leí un total de ocho libros. Unas cuatro veces más de lo que leía normalmente.
En 2016 me propuse leer un libro por mes. Casi logré cumplir mi objetivo. Leí diez libros. Y en lo que va del 2017 ¡ya son trece!
¿Qué leo?
Comencé leyendo libros de productividad y de desarrollo personal. Son temas que me interesan. Pero también meché con novelas y grandes clásicos.
Desde Jim Rohn, Stephen Covey, Tim Ferris, John Maxwell y Napoleón Hill a García Márquez, Tolkien y Murakami.
Tengo una lista en Evernote con los libros que quiero leer. Cuando alguien comenta algo interesante de un libro, lo anoto allí de inmediato.
Además, charlo y leo a un par de personas que me motivan siempre a leer: Milton, David y Axel – por citar algunos ejemplos – son gente que me contagia esas ganas.
Me muevo mucho por sus recomendaciones o de grandes personalidades que admiro.
Por otro lado, tampoco tengo problemas en dejar un libro por la mitad si no me gusta o se vuelve aburrido.
Abraza el arte de dejar las cosas inconclusas – 4 hour workweek, Tim Ferris
Si no me gusta o no me aporta nada lo dejo y leo otra cosa. ¡Hay tanto por leer que para qué perder el tiempo!
Date una oportunidad de ser un mejor lector
Leer debería ser divertido y no algo “que hay que hacer”. Ser un mejor lector es ser alguien que lee lo que le gusta y que le gusta lo que lee. Que puede imaginar y viajar con los libros así o más que como lo hace con una serie de Netflix. Date una oportunidad. Agarrá algo que te interese y comenzá leyendo eso. Si te gusta, dale para adelante. Los viajes en colectivo o tiempos muertos pueden ser mucho más divertidos.
Y si este artículo sirve para hacer el famoso “click” a alguien sería la mayor de mis satisfacciones.