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Salí de una vez a la maldita cancha

Si pudiera elegir un super poder sería el de arriesgarme. El de intentar. El de no esperar a que todo se dé o a estar listo para comenzar algo.

Tengo 34 pirulos y cuando miro para atrás, además de ver las cosas un poco lejos y con muchos errores, me doy cuenta de lo importante que fueron las decisiones que tomé cuando aún no estaba listo al 100%.

Cuando veo clientes, amigos o conocidos que se quedan esperando el momento oportuno para lanzar su producto, comenzar su emprendimiento, hacer un curso o aprender algo nuevo me lamento el tiempo perdido.

Muchas de las oportunidades que desaprovechamos son por inseguridades a veces disfrazadas de dar lo mejor de nosotros.

Cuando te sientas listo para algo es muy probable que ya sea tarde.

A los 16 años formamos una banda de música y yo todavía no sabía tocar muy bien la guitarra, me daba vergüenza cantar (y desafinaba). Menos mal. Porque sigo sin saber tocar y desafinando pero por lo menos tuve una banda y compuse más de 30 canciones 🙂

Comencé proyectos sin tener una preparación completa. Aprendí sobre la marcha. Me equivoqué y pagué 😛 pero en el proceso gané un montón.

Si sos de los perfeccionistas está claro que este post no va a ser de tu agrado. Lo lamento.

Pero si sos de los otros, te animo a que salgas de una vez a la maldita cancha. Que pruebes esa idea. Ese proyecto. Ese deseo.

Un golpe de realidad viene muy bien en las etapas tempranas y puede orientarte mucho más que una preparación previa exhaustiva.

Cuando se desarrollan productos nuevos se debe tratar de probar su valor directamente en el campo, no en un laboratorio lleno de genios.

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Comencé el proyecto 333 ¿Qué es?

El desafío del Proyecto 333: elegir 33 prendas para usar durante los siguientes 3 meses. ¿Lo lograré?

Para Courtney Carver, 33 prendas son más que suficientes para vestirnos por una temporada. Tener menos prendas en nuestro placard nos va a ahorrar mucho stress a la hora de vestirnos, tiempo en decidir qué ponernos cada día y nos va ayudar a tener más ordenado nuestro vestidor.

El proyecto 333 se desprende del minimalismo aplicado a la moda.

No soy una persona demasiado fashionista. Tampoco considero que tenga demasiada ropa. Sin embargo me costaba tener mi placard ordenado y además, me doy cuenta que en general me visto siempre igual, así que me pareció interesante hacer la prueba.

Si querés sumarte, la idea es simple y solo hay tres reglas:

  1. Elegir 33 prendas (calzado, accesorios, camperas cuentan). Quedan excluidas: ropa interior, deportiva y ropa de estar en casa.
  2. Usar esas prendas por tres meses.

¡El primer paso es vaciar nuestro placard! En este paso me di cuenta que tenía muchas prendas que me gustaban pero como no las veía entre la multitud nunca me las usaba.

Además, al seleccionar pocas prendas, te obligás a buscar combinaciones y un estilo que vaya con la mayor cantidad de prendas posibles. De esta manera es más fácil decidir qué ponerse porque la mayoría de las prendas combinan entre si.

Mi lista quedó algo así:

  • 4 pantalones (uno negro, jean claro, jean oscuro, verde oscuro)
  • Bermuda de jean
  • 12 remeras (3 blancas, 3 negras, 6 estampadas oscuras)
  • 3 camisas
  • 3 zapatillas (blancas, negras, deportivas) + botines
  • Buzo negro, campera liviana
  • Campera de jean

Todavía la estoy perfeccionando y mi idea es llegar a las 33 definitivas pronto 🙂

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Chau 2018

Te cuento: este post es más para mi que para vos. Es la forma que tengo de recapitular todo lo sucedido en el año y entender por qué fue importante pasar estos 365 días. Bien, comencemos (sin orden de importancia).

Este año decidí tomarme enserio la actividad física, y aunque todavía me queda un gran trecho para ser lo constante que quisiera, este fue el año que más regular fui con el entrenamiento.

También fue el año que conocimos Chile con Pau y Facu y tengo hermosos recuerdos de esas vacaciones.

Semanas después nos enteraríamos que este año también llegaría Santi a nuestras vidas (L). Nació en noviembre sin complicaciones. Sin dudas, de lo más importante del año.

Fue un gran año para disfrutar de la amistad y compartir tiempo con amigos que cada año se valoran más y más. Soy bendecido de estar rodeado de personas valiosas con quienes disfrutar la vida y también para atravesar los momentos difíciles.

Este fue el año donde consolidamos un equipo de trabajo genial en Heaven y logramos muchas cosas importantes para nuestro desarrollo. Nos mudamos de oficinas e incorporamos siete nuevos compañeros.

También fue el año donde Tienda Beauty cumplió su primer año de operaciones. Nos sigue impresionando su crecimiento y vamos por más.

Este año hice tres días de ayuno tomando solo agua para experimentar lo que es entrar en estado de cetosis. ¡Y lo logré! Aunque no fue para bajar de peso, en 4 días bajé 4kg, de los que solo recuperé dos.. hay que ver luego de las fiestas. Lo voy a repetir el año que viene.

Series

Este año decidí ver menos series. Estas son las que vi:

  • Altered Carbon: futurista y vida eterna.
  • Dark: agujeros negros y viajes en el tiempo.
  • Billions: justicia, billonarios y política.

Libros

Lei MUY poco este año. Es algo que extrañé mucho.

  • Capaz que vuelvo, Hernan Prado
  • The Coaching Habit, Michael Bungay Stainer
  • Tratados Morales, Séneca

Podcasts

Lo que escuchaba mientras entrenaba 🙂

  • El arte de presentar
  • Filosos
  • Entiende tu mente
  • Lifestyle is mindset
  • Idea Millonaria

Qué más, qué más?

Se casó mi hermana. Festejé mi octavo aniversario. Facu aprendió a pronunciar la “R”, a leer y escribir. Aprendí a hacer hamburguesas caseras de forma más PRO (gracias @burgerkid). Terminé de editar tres libros para Sembrar Ediciones. Sigo usando [Bullet Journal] y es lo más. ¡Todos deberían llevar un diario! Este post se hizo muy fácil repasando lo que escribí durante el año.

Ahora si, chau 2018. Gracias por todo 🙂

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30 años y contando…

Escuché decir que la vida se divide en tres etapas de treinta años cada una: Preparación, Producción y Proyección.

Suena demasiado optimista pensar que vamos a vivir noventa años (Dios quiera); más para una persona como yo que piensa seguido que hoy podría ser el último día de nuestras vidas.

También suena demasiado preciso… Pero como sea, me gustó mucho esta división de etapas, porque, aun sin saberlas, marcaron un poco mi proceso; por lo menos lo que fue esta primera etapa y esperemos que el comienzo de la segunda…

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Cómo me convertí en un mejor lector (creo)

Lee poco y serás como muchos, lee mucho y serás como pocos

A diferencia de mi hermano mayor, yo siempre fui un lector ocasional. Algún que otro verano me dejé atrapar por algún libro que devoraba en pocos días. Pero nunca logré que ese arrebato se transformara en costumbre y me hiciera un mejor lector. Él, mientras tanto, siempre tenía un libro en la mano.

Hasta hace pocos años me ubicaba en el promedio de 2 libros por año. Quizá un poco menos.

Podría mencionar varios motivos de mi desencuentro con la lectura: la universidad, el trabajo, el hijo, etc. Pero la mejor de todas mis excusas es que yo leía mucho por internet. Esto es, artículos periodísticos, blogs, Twitter…

Pero hace tres años comencé un proceso interesante que me llevó a reencontrarme con el placer de la lectura.

En los próximos párrafos te quiero contar las razones por las que me volví un mejor lector.

El click

Para todos los grandes eventos de la vida es bueno encontrar un punto de inflexión. Un momento “bisagra”.

Puedo identificar el momentum en el que me decidí que iba a leer con más frecuencia perfectamente. Fue cuando escuché a un invitado del podcast “The Success Academy” de Victor Martín contar los motivos por los que él había dejado de leer blogs y ahora solo leía libros.

Básicamente comentaba que había dejado de leer blogs porque solo refritaban los contenidos de grandes libros. Por lo tanto, el prefería leer la fuente que utilizaban estos bloggers en vez de leer la interpretación o paráfrasis que estos hacían.

¡Tiene razón! – me dije en ese instante.

Por qué un libro es tan importante

Escribir un libro no es algo que se ponga a hacer cualquiera.

Un libro requiere esfuerzo, dedicación, investigación y análisis. Son horas de trabajo, días, meses.

No solo eso. Una vez finalizado el manuscrito, el libro pasa a revisiones gramaticales y de estilo. Luego, debe superar diversos procesos de una editorial. Finalmente se imprime y llega a las librerías. En ese momento, muchas personas debieron coincidir en que esa obra merecía publicarse y ser leída.

Aún así, no todos los libros que se publican son buenos. De ese pequeño grupo de autores que llegan a ser publicados, algunos logran transmitir un mensaje realmente valioso que supera a la media. Sus libros se venden por miles. Se traducen a diversos idiomas. Lideran rankings.

Lo grandioso de algunos libros es que los conceptos que tratan siguen siendo tan actuales como el momento en el que se escribieron. Y ahí es donde rompen la barrera del tiempo.

Es por eso que cuando varias de las personas que admirás recomiendan un libro es para prestar atención y darle la mejor de las oportunidades.

Por todos estos motivos es que decidí abandonar mi lector de feed y reemplazarlo por un kindle.

Como fueron estos tres años

No me convertí en un fanático lector. No llevo un libro abajo del brazo todo el tiempo. Pero mirando mi registro de lecturas veo como progresé.

Leer me hace mucho bien. Trae nuevas ideas a mi mente. Me ayuda a cambiar de perspectiva. A ver las cosas de otra manera.

En 2015, cuando comencé este proceso, leí un total de ocho libros. Unas cuatro veces más de lo que leía normalmente.

En 2016 me propuse leer un libro por mes. Casi logré cumplir mi objetivo. Leí diez libros. Y en lo que va del 2017 ¡ya son trece!

¿Qué leo?

Comencé leyendo libros de productividad y de desarrollo personal. Son temas que me interesan. Pero también meché con novelas y grandes clásicos.

Desde Jim Rohn, Stephen Covey, Tim Ferris, John Maxwell y Napoleón Hill a García Márquez, Tolkien y Murakami.

Tengo una lista en Evernote con los libros que quiero leer. Cuando alguien comenta algo interesante de un libro, lo anoto allí de inmediato.

Además, charlo y leo a un par de personas que me motivan siempre a leer: Milton, David y Axel – por citar algunos ejemplos – son gente que me contagia esas ganas.

Me muevo mucho por sus recomendaciones o de grandes personalidades que admiro.

Por otro lado, tampoco tengo problemas en dejar un libro por la mitad si no me gusta o se vuelve aburrido.

Abraza el arte de dejar las cosas inconclusas – 4 hour workweek, Tim Ferris

Si no me gusta o no me aporta nada lo dejo y leo otra cosa. ¡Hay tanto por leer que para qué perder el tiempo!

Date una oportunidad de ser un mejor lector

Leer debería ser divertido y no algo “que hay que hacer”. Ser un mejor lector es ser alguien que lee lo que le gusta y que le gusta lo que lee. Que puede imaginar y viajar con los libros así o más que como lo hace con una serie de Netflix. Date una oportunidad. Agarrá algo que te interese y comenzá leyendo eso. Si te gusta, dale para adelante. Los viajes en colectivo o tiempos muertos pueden ser mucho más divertidos.

Y si este artículo sirve para hacer el famoso “click” a alguien sería la mayor de mis satisfacciones.