Buenos vecinos

Desde que me mudé con mi esposa a este departamento desde el cual les escribo he estado experimentando una nueva clase de problemas interpersonales. ¿Con mi Sra. esposa? No. Con los vecinos. No se donde se había metido esta clase de personaje a lo largo de mi vida, pero es la primera vez que me percato de su existencia. En el pueblo donde nací (si bien era una escuela albergue) el vecino más próximo estaba a 50 metros. En Andacollo (Neuquén) estaban a 100 metros.

Ahora vivo en un PH, junto a dos departamentos más. Aprendí lo que era PH cuando llegué a Buenos Aires. Es una puerta con un pasillo desde donde se accede a las casas.

La primer queja fue la puerta, que no la cerremos tan fuerte. Ahora hay que cerrar la puerta de calle con la habilidad de un cirujano. Después vino el tema de los clavitos en la pared. El tipo no aguantó el segundo y último que nos faltaba para colgar el estante y ya vino a gritar a la puerta. Por último, ayer en mi cumpleaños puso el grito en el cielo por el volumen de la voz. Es que estábamos las dos familias muy contentos por mis 23 años :).

Disculpen Don, disculpe Doña. No hace ni dos meses que vivimos acá. Hagámonos amigos que todavía nos queda un rato para ser vecinos. ¿Supongo que los suyos no serán tan copados como los míos no?